El caballo de "Don Andrés Juan"

29.12.2020

Las borracheras de Don Andrés Juan por lo general siempre son los viernes, esté carismático costeño es oriundo de Piojó un Municipio de Barranquilla, su personalidad es fascinante, su energía nos conecta; cuando se toma los tragos de aguardiente, siempre hay un momento muy agradable  y son sus historias, son contadas con un registro tan fotográfico, con una voz tan suavizada, con una descripción tan detallada del espacio; donde justifica la participación de cada personaje de tal manera que nos hace imaginar cada movimiento; nunca exagera en los tiempos de la historia,  a veces buscamos identificar en el grupo cual de todos somos la encarnación de esos típicos "personajes", creo y coincido con mis amigos me parezco ha  "Luisito Montero", el distraído y disperso.

Lo más particular de cada una de esas historias, son el símbolo de la amistad y del amor, creo esto nos ha vinculado a todos, considero de pronto queremos ver nuestras historias algún día contadas con esa particularidad y agradecimiento a la vida. 

En la clase de escritura, la profesora dirigió su clase a un ejercicio especial, el cual es observar varias fotografías y dar una breve apreciación a unas imágenes de un escritor y fotógrafo mexicano. Una de las fotografías se ve corriendo un caballo blanco por el borde de una carretera y el jinete se está cayendo por uno de los lados, muchos en el grupo se imaginaron el golpe de este vaquero, pero honestamente mi mente evoco rápidamente a Don Andrés Juan en su caballo, si no me equívoco se llamaba Láurico, y recuerdo aun cuando nos contó la historia de la muerte de su madre.

Cuando "Don Andrés" estaba próximo a cumplir la mayoría de edad, en las vísperas del mes de agosto y en los tiempos del viento; en uno de esos días y después de entregar la leche y el requesón, salió a beber con los amigos del colegio en una fonda a las afueras del pueblo muy cerca a las orillas del rio la "manguera", una caseta adornada con bambúes y algunos arboles de mamoncillo, responsables de sostener las hamacas y dar "el Fresco"; ese día estaban disfrutando de un ron caña,  un trago fuerte y con matices de roble o alguna unas finas maderas;  según él, solo los obreros entendían el aroma de este licor y el premio de poder tomarlo.

En las historias de él, siempre ha sido muy supersticioso con el mensaje de los animales, entonces el caballo Láurico; después de estar un rato en el rustico corral, empezó golpear a los otros caballos y luego brincó de una manera descontrolada, donde la cerca de guadua se partió;  aun estando borracho y emocionado, él se logró parar de la mesa y de manera eufórica dijo; "Es el momento de volver a la casa"; apoyado en la virtud del fiel caballo y más aun porque estos animales en la oscuridad logran guiar el camino a casa con gran precisión. Como consecuencia de azotarlo con una brusquedad y rudeza, supuestamente para poder ganar velocidad, en ese instante unas de las riendas se rompió y de bruces contra la tierra fue a dar, él dice, cuando se recuperó del golpe y pudo llegar a la casa, se enteró de fulminante ataque al corazón sufrido por "Doña Juana".

Es curiosos ver en las imágenes lo mucho que pueden despertar, me llevaron a un espacio no vivido, a un momento único que solo mis amigos que estuvimos ese viernes y su gran amigo el difunto "Luisito Montero", el cual nunca conocimos y ojala en paz descanse sabemos lo que Don Andrés Juan vivió ese día. 

Definitivamente las fotografías tienen miles de historias, el cual se construye acorde a las experiencias del espectador.

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