El perfume de Santiago Muñoz

28.04.2021

"El perfume vive en el tiempo, tiene juventud, madurez y su vejez" Patrick Süskind


Santiago Muñoz descubrió el placer por los aromas desde que era un niño, su madre antes de llevarlo a la escuela siempre tenía el ritual de rociarle el perfume detrás de las orejas y el cuello, y cuando las esencias se conectaban con el calor del cuerpo y el ambiente; ella siempre expresaba; "el perfume es el olor del alma". Desde ese momento las fragancias tuvieron un espacio importante en su vida, él definió los perfumes como los pensamientos en voz alta, según él; estos trasmiten todas las emociones, las sensaciones y los recuerdos como el mejor reflector del corazón.

Los amigos de Santiago Muñoz, observaban en él una extraña seguridad, su forma de caminar, su postura erguida y esa sonrisa ganadora que complacía con la estela de sus perfumes. En el verano pasado todos ellos se enteraron de que había terminado con su novia de adolescencia, las razones el mal más común "la monotonía", pero lo que no sabían ellos, él logró interpretar ese momento de forma más sensitiva, comprendió que aquel efluvio floral de ella nunca cambio de estación y el hecho que el olor colectivo de ellos no lograra mantener la tenacidad de aquel acorde original o de la esa esencia de ese juvenil amor, transformo las condiciones de aquella relación.

En la muerte de su madre y con la tristeza de que aquella alma perdiera el olor del cual Santiago guardaba en la biblioteca sensorial de su memoria, en los últimos días decidió cambiar el perfume floral amarillo, quería recordar aquellas notas de salida de neroli, bergamota, limón de Amalfi y pera, como la "esencia del amor maternal" y el nuevo perfume quiso que tuviera unas notas de fondo sin almizcle y ámbar, pero que predominara la madera de gaiac; y a este nuevo olor lo definió como "la aroma del ausente".

A medida que fue madurando Santiago Muñoz y pudo involucrar aromas menos volátiles, su instinto olfativo se cargó de nuevas experiencias y después de dejar atrás aquellos residuos florales, conoció una mujer con olor amaderado, era una fragancia elegante, profunda y persistente con un carácter confiado y extrovertido, y cuando se combinaba con los taninos de un buen vino orgánico, lograba enamorar todos sus sentidos, recordaba aquella frase de su padre "El perfume de una mujer dice mas sobre ella que su propia caligrafía", esta relación duró el tiempo que de se demoran en madurar los vinos tempranillos o hasta cuando las aromas de las notas frutales o los matices de tabaco y cuero adoptan su mejor combinación.

En su cumpleaños y en los tiempos del viento, su padre le obsequio un perfume, las notas eran de corazón de vainilla, cuero y liquor con un fondo de cedro, mirra y azúcar, esta fragancia nueva coincidió con un nuevo trabajo, el cual en esta época perdió la noción del tiempo, sintió la amargura de la ansiedad y cuando decidió renunciar, aquel perfume quedo a medias como sus expectativas.

Con las secuelas de ese perfume y de esa experiencia, encontró un nuevo romance, aquella mujer llamaba mucho su atención, aunque ella también pertenecía a una familia olfativa floral frutal, y su corazón marcaba momentos de lirio de agua y flor de Jamaica, y su superficie era siempre de almizcle y de cedro de Virginia, ella venía con la estela del recuerdo de un mal amor, ella quería un encontrar un hombre de fragancia profunda y persistente, ella también tenía la malicia de las aromas seductoras, no solo ponía el perfume en el cuello y en las orejas, las partes más calientes del cuerpo, sino donde quería ser besada.

Santiago Muñoz, con el miedo a la estabilidad y estar acostumbrado a utilizar perfumes cítricos ya que esas aromas combinaban muy bien con su estilo de vida; lo que no sabían, él se volvió una persona de olores efímeros, volátiles y que se evaporaban rápido, no le dio la oportunidad y firmeza a esta relación y aunque la pasión los llevaba a encuentros ocasionales, el hilo rojo se cortó y ella se dejó decantar por unas moléculas de olor mas amaderadas y se dejó macerar y acerar por un nuevo amor.

Con el recuerdo aquellas relaciones, y con las noches acompañadas de los taninos y los sabores de ciruela, pasa de uva, miel y menta, y estos cuando se fermentan diluyen los pensamientos del pasado; Santiago Muñoz reflexionó, gracias a la complicidad de aquellas aromas de cassis, grosellas, moras, frutos rojos, pimiento dulce, humo, guinda, y en medio de este ambiente especulaba en lo rico que sería brindar y que el tas-tas de las copas de vidrio fueran el choque eléctrico de una buena compañía.

De las experiencias de aquellas marcas olfativas, aprendió de los perfumes están compuestos por diferentes notas, de entrada, de corazón y de salida y así como en la vida las proporciones de estas notas son las que hacen que el perfume y en la vida sea única, porque estas le dan la personalidad propia y distintiva.

Con el tiempo encontró una nueva fragancia en común y aunque la calidad del tiempo era especial, permitieron que este aroma fuera intenso en la intimidad y neutral en la sociedad, en esta relación descubrió, "No hay mujeres a las que no les guste el perfume, hay mujeres que no han encontrado su olor".

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