La Empatía del Apellido

15.02.2022

La empatía del Apellido

La Dama sin apellido, era una mujer con gran empatía por las noches de copas y el sexo por placer, esta lujuriosa rutina se iniciaba todos los jueves y terminaba en las mañanas del domingo, en la suite de algún costoso hotel, sus amantes la complacían con valiosos regalos y ella; siempre respondía ante esas atenciones obsequiando algún libro nuevo de su gusto, y con la mejor caligrafía en francés, firmaba a puño y letra: "D'une dame à un Monsieur".

"Mi hermosa copa de champagne", como le decía su único gran amor, según él, ella era una mujer lo suficientemente alta para dar espacio a que las burbujas logren evolucionar y expresar sus aromas, de la misma forma como se siente el "verdadero amor". "Juan tenorio"; tenía la capacidad de excitarla con sus delicados dedos y con aquel aliento almizclado que lograba atemperar al mejor vino blanco; solo él sabía identificar cada uno de sus puntos nobles, y después de hacer el amor le gustaba recorrer todos los caminos de aquel cabello rizado de color caoba, buscando generar un nuevo orgasmo y así sellar ese encuentro furtivo al compás de las velas, y del sonido del Jazz, envueltos en la trompeta, el trombón, el piano y por supuesto en la arrugada voz del cantante americano Jonny Franklin. Ellos nunca estuvieron en la mejor suite, pero lograron la cima de la Torre Eiffel, con cada uno de los orgasmos compartidos donde siempre estuvieron envueltos por los arrumacos y el gemir del placer, ella le regaló sus mejores libros usados y en la última hoja siempre firmó en su mejor francés: "Je t'aime" ta Karla Balanta; el "Don Juan Tenorio", inmerso en los placeres de las mujeres, nunca la quiso esposar y la dejó explorando en los placeres del sexo sin apellido.

Karla, hija de un prestigioso ingeniero civil, y dueño de una de las mejores firmas constructoras del país, el respetado; Ing. Juan Balanta, un hombre del cual aprendió los placeres de la lectura, el vino y la buena música, gracias a él encontró su lugar en la sociedad, y también conoció el carácter y la terquedad, con él descubrió la capacidad de construir y destruir con una sola palabra, este siempre vio en Karla la belleza de su madre "Ámbar Cafate" y también ese ambiguo egoísmo y deseo de poder, el cual solo ella le pudo enseñar a sus hijos.

La familia Balanta Cafate, estuvo compuesta por dos Hijos más, la Señorita Teresa Balanta, que en sus ánimos de ser mejor que su hermana se cambió el nombre por Ingrit Cafate, fue solo la sombra de Ámbar y Karla, además; siempre fue una mujer acomplejada, y gracias a esto generó ansiedad y una

adicción al chocolate, dicen que murió en la tristeza de ser jamás besada, pero también existe el rumor de ser muy manoseada por los pervertidos vagabundos de la calle del cacao.

El otro hermano, saco a su padre, lo temperamental y bipolar, fue un tipo alto y erguido de camisas siempre bien planchadas y almidonadas a la perfección, fue un político liberal y sin arrugas en su comunicación, murió por un disparo, el 9 de abril del 1948, abrazando a su amigo Facundo Benítez, y con la sangre en la boca y entre dientes; gritó "Yo no soy un hombre, soy un pueblo".

El apellido Balanta no tuvo, descendencia alguna, pero si quedó la estela de sus experiencias en los libros firmados, en los planos de las obras de construcción, y en algunos epitafios escritos para los caídos por la soledad o por la diferencia de pensamiento; hoy solo hay recuerdos de aquella dama insegura y hermosa en los libros de los amantes que todavía los atesoran, como si estos fueran la remembranza de su primer beso.

écrit par Yessid Ibañez

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